En la final de la NFL de 1967, jugada el 31 de diciembre de ese año en el Lambeau Field de Green Bay, Wisconsin, la temperatura era de -25 grados centrígrados al inicio del partido, y la sensación térmica de -39 grados (por eso al partido se le conoce como “Ice Bowl”). Cuando el árbitro Joe Connel trató de dar el pitazo inicial, el silbato congelado se le quedó pegado a los labios y se tuvo que arrancar parte del labio inferior para continuar y la sangre que le brotó se congeló de inmediato en la barbilla. Decidió no usar el silbato por el resto del partido y arbitró gritando a viva voz “Stay Away” y “Keep off him”.
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